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Nueva vulnerabilidad crítica en Instagram

Un fallo en el tratamiento de imágenes de la red social permite tomar el control de una cuenta de Instagram.

Se ha detectado una vulnerabilidad crítica en Instagram, una de las redes sociales más populares con casi 1.000 millones de usuarios en todo el mundo y más de 100 millones de fotos compartidas cada día. Este fallo de seguridad permite al atacante poder tomar el control de la cuenta de Instagram de una víctima y realizar acciones sin su consentimiento, tales como leer conversaciones, eliminar o publicar fotos a voluntad y manipular la información del perfil de la cuenta. De esta forma, se podría incluso llegar a bloquear el acceso a la cuenta a la víctima, lo que podría derivar en problemas como la suplantación de la identidad o pérdida de datos. 

Por otro lado, es importante destacar que la aplicación de Instagram también pide amplios permisos de acceso a otras funciones de los smartphones, por lo que esta vulnerabilidad permitiría a un cibercriminal convertir el dispositivo en un medio para espiar a la víctima, ya que podría acceder a los contactos, datos de localización, la cámara y los archivos almacenados en el teléfono.

¿Cómo funciona esta vulnerabilidad?

Se ha detectado el fallo de seguridad en Mozjpeg, el procesador de imágenes de código abierto que utiliza Instagram para subir imágenes al perfil del usuario. Desde la compañía advierten de los peligros de este tipo de aplicaciones, ya que suelen utilizar software de terceros para llevar a cabo tareas comunes como el procesamiento de imágenes y sonido o la conectividad de la red, entre otras. Sin embargo, el principal riesgo reside en que el código de terceros a menudo contiene vulnerabilidades que podrían provocar fallos de seguridad en la aplicación en la que están implementados. 

En el caso de la vulnerabilidad detectada en Instagram, los expertos señalan que para conseguir su objetivo el atacante sólo necesitaría una única imagen maliciosa. El ataque se produce en tres pasos: 

El cibercriminal envía una imagen infectada a la víctima a través de correo electrónico de la víctima, WhatsApp o a cualquier otra plataforma similar.

La imagen se guarda en el teléfono móvil del usuario de forma automática o manual dependiendo del método de envío, el tipo de teléfono móvil y la configuración.  Una imagen enviada a través de WhatsApp, por ejemplo, se guarda en el teléfono automáticamente de forma predeterminada.

La víctima abre la aplicación de Instagram, y automáticamente se activa la carga maliciosa que desencadena el fallo de seguridad en la aplicación, dando al atacante acceso total al teléfono.

«Tras esta investigación, hay dos grandes aspectos a destacar. Primero, las bibliotecas de códigos de terceros pueden ser una seria amenaza, y por ello recomendamos a los desarrolladores de aplicaciones de software que las examinen y se aseguren de que su integración se realiza correctamente. El código de terceros se utiliza prácticamente en todas las aplicaciones que existen, y es muy fácil pasar por alto las graves amenazas que contiene» «En segundo lugar, es necesario dedicar tiempo a comprobar los permisos de acceso que la aplicación demanda. El típico mensaje que aparece para conceder premisos a una app puede parecer una molestia, pero en la práctica esta es una de las líneas de defensa más fuertes contra los ciberataques móviles, por lo que es fundamental recapacitar y pensar detenidamente si se debe autorizar a la aplicación a tener acceso a la cámara, el micrófono, etc.”

 

Créditos: Cybersecurity news

 
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